Es necesario actuar ya, con urgencia y rapidez. En el territorio metropolitano sufrimos cada vez más fenómenos climáticos extremos (olas de calor, lluvias torrenciales, sequías …) y sabemos que hacia finales del siglo XXI la temperatura media anual puede llegar a aumentar 1,9 °C en un escenario moderado, y hasta 4 °C en el escenario más pesimista. Somos un territorio especialmente vulnerable al cambio climático.
Los acuerdos internacionales no son suficientes para limitar el calentamiento global por debajo de los 2 °C a finales de siglo, límite recomendable por la comunidad científica. Los países europeos quieren reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en un 55% para el año 2030 y lograr ser neutros en 2050. A pesar de ello, el mundo se dirige hacia un aumento catastrófico de la temperatura mundial de más de 3 °C a finales de este siglo.
Según las Naciones Unidas, es necesario que los países aspiren a una recuperación económica, social y ambiental que incluya una descarbonización energética. Tan sólo una recuperación verde post-Covid-19 nos puede acercar a la vía de no superar los 2 °C de incremento este siglo.